Ser tolerantes

-6:45 a.m., muy temprano– pienso. Tomo el ascensor y me aproximo a mi puesto de trabajo con los acostumbrados “Buenos días”. La cocina está abierta, y me doy cuenta que mi deliciosa e instantánea bebida de algunas mañanas se está terminando (cosa que no me pone triste). Camino por el pasillo, y en cada puerta hay un pequeño letrero impresos con palabras como: amistad, solidaridad, compañerismo, respeto. Dos pasos más y en un librero de mi oficina está pegada la palabra “Tolerancia”, cuyo tamaño casi pasaría por inadvertido.

Han iniciado una campaña de valores para promover esas cosas que prácticamente se han quedado en el olvido por la sociedad fría, violenta e inhumana en la que vivimos. –Ojalá supieran el verdadero significado de ser tolerantes- pensé, y luego de esto, cómo si hubieran escuchado lo que mi mente estaba diciendo, alguien me contestó: -es porque esta oficina es la que más tolerante debe ser, por el tipo de trabajo y la cantidad de personas que debemos atender a diario-

Olvidemos el tema sobre qué se hace en aquella oficina y centrémonos en lo verdaderamente importante del título de esta entrada. ¿Qué tan distantes nos encontramos entre el “deber” y el “ser”? Muchísimo diría yo. La tolerancia es un valor que se ha desvalorizado por completo (valga la redundancia), se le ha quitado su esencia y su composición, los elementos que la integran se han ido desapareciendo hasta convertirla en una palabra sin sentido, sin sentido para muchos.

Si el ser humano fuera tolerante no existiría la discriminación (me refiero a la denigrante), sin discriminación no existirían grupos sociales segregados, y si no hubiese segregación las diferencias que existen entre los hombres no darían como resultado los constantes conflictos que existen en el mundo. Todo es una cadena, parece que aunque no lo quisiéramos seguimos dependiendo de muchas cosas, como esta cadena. El verdadero significado de la tolerancia radica en la capacidad que tenga el ser humano de convivir y co-existir con las diversas formas de vida que existen a su alrededor.

Vayamos a un ejemplo concreto: la homosexualidad. En Panamá, un país en vías de desarrollo, estamos distantes de lograr una verdadera tolerancia hacia el homosexualismo, en comparación con otros países como Brasil que han celebrado conferencias mundiales para tratar estos temas. Sin embargo, poco a poco se han ido dando importantes pasos para que el mismo deje de ser un tabú o algo “escondido”, me refiero a una educación integral sobre el tema, sobre una orientación acorde, actualizada y que incluya todas las aristas que influyen en la misma (físico, mental, psicológico, sentimental, etc).

Como ejemplos al caso, y para los que no sabían, durante la Alemania nazi, a los homosexuales los marcaban con un triángulo rosado en sus harapientos uniformes, para clasificarlos y separarlos de los judíos, de los asesinos y demás grupos. Los obligaban a hacer trabajos forzosos para luego dejarlos morir en fosas o fusilarlos. Al gran poeta y escritor, Federico García Lorca lo asesinaron a tiros durante la España de Franco por el hecho de ser homosexual, no valió su riquísima obra literaria como excusa para dejarlo vivir. Estoy leyendo una biografía de este autor que compré en una librería de un mall, parece que era le edición censurada, porque no la he vuelto a encontrar y las que hay muy poco o en nada mencionan el tema de la homosexualidad. Más claro no puede estar, estos ejemplos son casos de intolerancia, hasta en los libros, que supuestamente son fuente de sabiduría, se manifiesta la práctica de no ser tolerantes.

Respeto las opiniones y las formas de pensar de los demás, con lo que no estoy de acuerdo es que se lancen comentarios despectivos sobre una persona que tiene tanto en común con otra: ser humanos. Es por eso que cuando dicen ese tipo de comentarios, encima de sus cabezas les colocamos yunques de mil toneladas para que les caiga encima (para ponerlo un poco trágico, pero no me hagan caso, no soy tan malvado así). Esto aplica no solo en el tema de la homosexualidad, sino también en lo religioso, en lo racial, en lo económico, hasta en lo familiar.

Resulta increíble como el ser humano puede llegar a auto-destruirse por no ser tolerantes con sus semejantes, por no respetar sus ideas, sus formas de pensar, sus orientaciones sexuales, su raza o su religión, incluso por no tolerar la posición económica de lo demás. Sólo espero que no lleguemos a situaciones como las del Tercer Reich, o durante los tiempos de Lorca. Una vez más, como alguien dijo, la suerte de la mayoría depende de la minoría, y nos corresponde ocupar el puesto del segundo grupo para hacer grandes cambios en nuestra sociedad. Qué asunto tan controversial... no creen?

Termino de escribir todo esto, que me ha venido como letras tempestuosas al recordar tantas cosas en la historia. Vuelvo mi mirada a mi bebida mañanera y me doy cuenta que ya está fría… se me había olvidado por completo, como les dije al principio, son cosas que no me ponen triste. Veo el reloj, han pasado los minutos, y un peculiar sonido de pasos por el pasillo me anuncian que otro tipo de tempestad está por venir.

Les dejo. Desde que abrí este blog quería escribir sobre esto, espero sus comentarios.

-Saludos.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
El temor más grande que tenemos y lo que debemos prevenir es el regreso de la práctica que comentas. La vuelta a incluir a la homosexualidad en la lista de enfermedades mentales o el renacimiento de los triángulos rosados son posibilidades que debemos evitar y por las cuales algunos de nosotros nos mantenemos en vigilia.

Tolerar es bastante bueno, aceptar es todavía mejor. La diferencia es abismal y mientras toleremos tal vez puedan volver los malos tratos, porque tolerar significa que te lo aguantas, pero todavía te molesta y a la primera oportunidad puedes disparar una agresión.

Aceptar significa que no hay molestia alguna porque reconoces al otro como tan humano como tú y, por lo tanto, aunque sea distinto, le puedes respetar.

Saludos,

Buen artículo.
Erasmo Prado Rosas ha dicho que…
Alvaro, gracias por tu comentario. Lo que mencionas es muy importante, aceptar a los demás tal cual como son es lo más importante, digamos que es la cima en la que todos deberíamos estar.

Pero.. y qué sucede con aquellos que no se aceptan a sí mismos? no podrán acpetar a los demás, ni mucho menos tolerarlos, no crees?...
Anónimo ha dicho que…
Hola erasmo.
El artículo es muy pertinente y sucede no sólo en Panamá, si no en todo el mundo. La tolerancia se ha querido manejar muchos siglos atrás, como tu mismo dices en el artículo,pero es un tema muy polémico, así como lo es la religión o política. Ser tolerante no solo es aceptar y respetar al otro, es aprender a compartir y entender. Solo se es tolerante cuando se vive con alquien diferente a uno y aprende a conocerlo y entenderlo. Mientras que habran otros que juzgan sin saber, señalan y rechazan actos diferentes como el Homosexualismo solo porque nunca han tenido un familiar sea hermano, papá, mamá, o amigo. El verdadero respeto y tolerancia nace cuando ya se ha compartido y aceptado su estilo de vida. Asi valoramos y queremos a la persona no importando su condición.

Bueno Lo felicito por este artículo y espero seguir leyendo otros.

Saludos desde Colombia
Erasmo Prado Rosas ha dicho que…
Me alegra saber que tenemos visitantes y lectores de otras latitudes del mundo. Gracias Jiusef por comentar. Tu opinión es válida y muy importante, nos das un pantallazo de lo que sucede afuera de Panamá.

Saludos y bienvenido al blog!
Anónimo ha dicho que…
Saludos
Es muy cierto que la tolerancia es un valor que no todos tenemos, desde el sentido de la política, religión hasta el de las preferencias sexuales.

Aquí en Panamá aunque paresca mentira parece que vivimos aùn en el tiempo de la Alemania Nazi, muchas personas por mas que quieran ocultarlo siempre van a ver a la homosexualidad como algo enfermo, los tienen marcado con el triangulo rosa y si es por ellos los mandarian a fusilar.

Es triste pensar que existen personas asi, pero es la realidad, y creo muy sinceramente que cambien, solo queda educar a las personas para que entiendan que no es algo malo, como bien dices son personas igual que las demas, al final todos somos seres humanos, capaces de sentir, pensar y hablar.

muy buen tu post Erasmo, espero leer uno mas muy pronto

saludos Luis

Entradas populares de este blog

La homofobia de Vasco Núñez de Balboa

El Diablico

Narcisismo: su historia y significado