Los nuevos triunfos y el tiempo

Quería que me ayudaras a hacer el nudo de mi corbata, cuando en el espejo se reflejara la imagen de tu tiempo a mi lado y tu alegría por acariciar un sueño hecho realidad. Te dediqué las letras que he plasmado en cientos de páginas y agradecí por tu presencia a mi lado; no leíste mis letras, pero sé que me escuchaste y que detrás de la puerta me animabas para seguir adelante. Deseaba tanto que estuvieras allí y fueras testigo del final de todos estos años de estudio, pero no estuviste, no te pude ver. Ya me doy cuenta que el tiempo nos quiere gobernar y se quiere apoderar de lo más valioso que podamos tener con nosotros, de todas maneras seguimos peleando contra él y luchando para llevarle unos pasos adelante.

Entregué vida, alma y corazón durante el par de horas en las que me sometí al escudriñamiento más profundo de esas tres personas que decidieron calificar un año y medio de investigación con la máxima calificación. Me confesaste que mis pies parecían despistados, que soñaba con otras tierras, que mis pensamientos y mi entorno era totalmente distinto del que se desdibujaba en los charcos del agua de lluvia. Después de eso el silencio me ensordeció, para luego romperme los timpanos con innumerables cuestionamientos sobre lo que hoy he defendido y he sustentado firmemente. Sin embargo, aparté toda sombra de mi camino, y a pocos días de la hora final intenté que los farolitos de nuestras alegrías iluminaran mi existencia para no sentirme solo, sin tí a mi lado.

Dejó de ser algo oculto, al fin alguien se atrevió a hablar y a dejar algo para las futuras generaciones. Fuiste testigo de que no fue algo fácil, que muchos obstáculos tuve que superar, que varias veces me caí del caballo, me limpié las rodillas y aún así seguí adelante. Fuiste testigo de eso y mucho más, hasta de lo que te entregué de mí para que hicieras también tus sueños realidad. ¿Ya ves que tenemos muchas cosas en común? Solo quiero que me des la oportunidad de demostrarte que tengo madera para alcanzar triunfos como el de hoy y muchos más, y si es a tu lado... mejor.

Agradeceré a la vida por darme días, años, quinquenios en los que crezco un poco más. Agradeceré a mi familia por brindarme todo su apoyo como hasta hoy lo han hecho. A algún espíritu que no marcha errabundo por estas tierras, sino que lo llevo muy dentro de mi corazón como el artífice de mis días. Agradeceré a la madre de mi inspiración, a aquella personificación más tierna de la maternidad que el mundo haya podido dar, y me la regaló a mi, para verme alcanzar cada uno de mis sueños. A mi compañera incondicional, a la hermana de mi vida, la niña que me ha acompañado en mis locuras, en mis alegrías y tristezas. Y te agradeceré a ti, que aunque muchas veces no has estado a mi lado, debes saber que yo siempre estaré contigo, como la persona a quien has podido conquistar.

Pasaron los años, el tiempo que siempre está allí, las personas que van y vienen, los amigos que permanecen y los que se marchan. Pasaron las noches en vela y los efectos corporales del cambio de clima, las necedades de alguna molar incansable, las estrellas que me iluminaron y los soles que intentaron apagarse. Pasaron las líneas que quizás se guardan en alguna memoria, y se quedan los versos que te escribí. Pasaron muchas cosas en este decenio, y trato de estar listo para las que han de venir. Sólo sé que sigo siendo yo, el que atraviesa los laberintos y encuentra sus recompensas; el que aprende a crecer sólo o en compañía y el que de ahora en adelante comienza una nueva etapa, porque aún queda mucho por recorrer...

Un fuerte abrazo a todos, y muchísimas gracias por todo el apoyo.

Erasmo Prado Rosas.